septiembre 01

Remontada y patada al pizarrín

La Real Sociedad firmó ayer el final de una semana bipolar en la que, evidentemente, se ha perdido muchísimo más de lo que se ha ganado. El conjunto blanquiazul remontó dos goles al Real Madrid cuando parecía que se llevaría cinco dianas. Tras el fiasco de Krasnodar -toda la pasada temporada al garete por una pifia de magnitudes galácticas-, los donostiarras empezaron a cimentar su petición de perdón en un vibrante partido en el que los ¿dirigidos? por Jagoba Arrasate rompieron al conjunto blanco y, al mismo tiempo, el pizarrín del técnico de Berriatua.

El fútbol es muy sencillo cuando en tu plantilla cuentas con futbolistas como Vela, Canales, Iñigo Martínez, Pardo, Finnbogasson o Granero. Solo el ego desmedido de un entrenador que no llega a la suela de las botas a este elenco de futbolistas puede dar al traste con un plantel que está entre los cuatro o cinco mejores del campeonato liguero.

Se adelantó, como decíamos, el Real Madrid por mediación de Ramos. El de Camas aprovechó las lagunas de una defensa zonal y de un Elustondo que saltó como si sus botas estuviesen cargadas de plomo. Sin tiempo a digerir un larguero, Bale le hizo al beasaindarra un caño dentro del área -no lo había visto muchas veces en Anoeta- . Elustondo, el defensa total, quedando en evidencia. Y van… Pero cuando la Real estaba muerta, cuando Arrasate esperaba enfilar rumbo a vestuarios entre la misma lluvia de silbidos que le recibió una hora antes, los futbolistas se olvidaron de todo.

Del rombo. De no jugar por bandas. Del pizarrín. De todo. La Real fue un torbellino y, durante 90 minutos, recordó a la Real de Montanier. A esa Real a la que le daba igual exponerse en defensa porque imponía su torrente ofensivo. A esa Real que solo pensaba en atacar, sabiendo que no hay mejor sistema defensivo que marcar un gol, dos goles, tres goles.

Hay que reconocer que los dos primeros tantos de la Real llegaron por un bajón tremendo del Real Madrid. Pero la salida Canales y Vela -alguien me tiene que explicar qué buscaba Arrasate dejándolos en el banquillo- fue el momento en el que los guipuzcoanos explotaron y reventaron, literalmente, a un Real Madrid que pudo encajar algún gol más.

Como a muchos aficionados -que lo contaban en twitter- me quedó un sabor agridulce. Habrá quien quiera vender que con el triunfo ante el Real Madrid queda olvidado el fiasco de Krasnodar o la pifia de Eibar. A mí, me dio todavía más rabia al darme cuenta que lo ocurrido en Rusia es culpa única y exclusivamente del entrenador, cuyo ego e intento por justificar su designación llevó a este elenco de jugadores a naufragar.

No hay otra explicación. Cuando Arrasate pretende encorsetar y desubicar a futbolistas que viven de sentirse libres en el campo, la Real ataca sin ser incisiva, no genera ocasiones y concede cada vez que pierde el balón.

La derrota en Krasnodar supuso que la temporada pasada no sirviese para nada. Tuvimos una plantilla de Champions -la misma de 2012 sin Illarra pero con Canales-. Y no nos clasificamos para Europa. Un planazo.

El triunfo ante el Real Madrid ayuda a perdonar el pecado de Eibar. Pero de ninguna manera, en absoluto, resuelve el pecado de Krasnodar.

Si viese indicios de que Arrasate asume sus tremendas limitaciones, estaría eufórico por la victoria. Pero el de Berriatua dijo en rueda de prensa que «hemos ganado con los mismos jugadores y el mismo dibujo». Tiene su orgullo herido y no quiere aceptar lo que todo Anoeta ve. Que no es entrenador de Primera División, que sus ideas no ayudan al equipo y que cada vez que pretende imponer su estilo, su defensa zonal, su rombo, su renuncia a las bandas, el conjunto txuri urdin cae con estrépito.

Con todo, tres puntos que salvan a la Real del peor inicio de temporada que se recuerda en décadas. Eliminados de la ilusión de la temporada -la Europa League-, lo que apuntaba a cero puntos acaba saldándose con un 3 de 6 aceptable. El triunfo ante el Real Madrid debe permitir a la Real afrontar su próximo compromiso ante el Celta con más tranquilidad. Pero no nos engañemos.

No rebajemos el nivel de esta plantilla, de este club. No enviemos mensajes -como los leídos esta semana- justificando que la Real no deba luchar por entrar en Europa. No lo hagamos, porque la afición de la Real Sociedad no es tonta. La afición volvió a ver que su equipo le puede golear al campeón de Europa. La afición de la Real recuerda que este mismo equipo venció al Barcelona en Anoeta. La afición de la Real exige que su equipo termine entre los cinco primeros -la previa que se la coman con patatas los que daban el séptimo puesto por bueno-, y eso lo deben saber jugadores, directivos y sobre todo Jagoba Arrasate, a quien van a mantener al menos hasta final de temporada.

Jagoba Arrasate no va a dimitir aunque la Real se perpetue en la mitad de la tabla. No lo iba a hacer ayer en caso de derrota. Tampoco iba a ser destituido. Está empeñado en demostrar que está preparado para llevar a la Real a cotas muy altas, pero cada semana que pasa está más cuestionado y lo ocurrido en Rusia va a tener difícil solución entre los aficionados. Pero la fórmula para la redención existe.

Si es inteligente, se olvidará de rombos y figuras geométricas, de Elustondos en el eje de la zaga -vaya partido el suyo-, y de dejar en el banco a Canales. Si es inteligente -mayor virtud de Montanier- hará lo que el técnico normando. No tocar lo que funciona.

Porque al ex entrenador de la Real le costó meses, más de un año, descubrir que Pardo estaba para jugar. Que Vela funcionaba por la derecha. Que Mariga no tenía sitio en el once o que tanta rotación no era buena. Pero cuando dio con la tecla, se aferró a la fórmula ganadora como a un clavo ardiendo.

Tristemente, las palabras de Arrasate dejaron entrever que seguirá insistiendo con el plomizo sistema que ha provocado un desastre en el club.

Pero al menos, ante el parón liguero, podemos masticar el enfado supino por el desastre ruso embadurnado de edulcorante. Son solo tres puntos, los mismos que se perdieron en Ipurua -por méritos de los armeros-. Pero con el casillero a cero, el sudor frío hubiese sido incesante.

Próxima estación, Balaídos. Estamos en las manos de Jagoba. Si este club es serio, si queremos que crezca y no se haga pequeño progresivamente, debe dimitir para permitir que un técnico con prestigio dé alas a estos futbolistas. Pero como decía, eso no va a ocurrir.

Si juega a entrenador, la herida se abrirá más. Si se olvida de su pizarrín, quién sabe, quizás empecemos a enlazar triunfos y empezamos a creer en que esta plantilla puede luchar por terminar entre los cuatro primeros.

PD. Por cierto, en mi cuenta de twitter llegaron 14 mensajes de apoyo a Jagoba Arrasate. Estremecedor, los 14 de aficionados del Athletic. Cuando piensan en Jagoba, cantan evidentemente aquello de «cómo no te voy a querer…».

 

Foto gentileza de Ortzi Omeñaka.